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Retiro Personal Virtual:

Los 4 cánticos del Siervo Sufriente en Isaías

Dirige: P. Fidel Oñoro, CJM

En esta página encontrarás toda la información para que realices este retiro personal. Está pensado para realizar durante Semana Santa, pero también lo puedes realizar en otros momentos.​​​​​​

Este retiro consta de 5 jornadas o etapas que puedes ir realizando una a una. Hazlo de forma reposada, sin saturarte. Los pasos que te proponemos son:


1. Escucha el AUDIO de cada día que encontrarás más abajo.

2. Realiza el ejercicio propuesto de ESCUCHA, ORACIÓN y DISCERNIMIENTO

3. Ten a la mano la Biblia y tu Cuaderno Espiritual para ir anotando tus reflexiones.

Instrucciones Generales:

Retiro Espiritual - Día #1: 

Retiro Espiritual - Día #2: 

Retiro Espiritual - Día #3:

Retiro Espiritual - Día #4:

Recuerda dedicar durante este día un momento de ESCUCHA (oir el AUDIO y leer el pasaje en tu Biblia), ORACIÓN (dialoga con Dios) y DISCERNIMIENTO (escribe en tu cuaderno lo que Dios te vaya inspirando)

Recuerda dedicar durante este día un momento de ESCUCHA (oir el AUDIO y leer el pasaje en tu Biblia), ORACIÓN (dialoga con Dios) y DISCERNIMIENTO (escribe en tu cuaderno lo que Dios te vaya inspirando)

Hoy es el tercer día de retiro. 
¿Cómo lo vas llevando? 
¿Qué tal si intentamos vivirlo hoy más intensamente?


Tiempo de la escucha

Busca en tu Biblia el tercer cántico del Siervo de Yahvé y léelo tranquilamente varias veces. Antes  que los comentarios es la escucha, tu cara a cara con Dios que te habla.

Aquí te pongo el texto:

Is 50,4-9a

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,

para saber decir al abatido una palabra de aliento.

Cada mañana me espabila el oído,

para que escuche como los iniciados.

El Señor me abrió el oído; yo no resistí

ni me eché atrás:

ofrecí la espalda a los que me apaleaban,

las mejillas a los que mesaban mi barba;

no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes;

por eso endurecí el rostro como pedernal,

sabiendo que no quedaría defraudado.

Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí?

Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí?

Que se me acerque.

Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?



Tiempo de oración

Partiendo lo que te ha suscitado el texto bíblico, sus impulsos interiores:

1. Adora al Señor.

2. Dale gracias.

3. Pídele perdón.

4. Suplica.

5. Abandónate en sus manos.


Tiempo de discernimiento

Después de escuchar la Palabra y llevarla dulcemente a la oración, el tercer momento del ejercicio es el discernimiento de las invitaciones del texto para mi vida.

Te invito a hacerlo.


Texto del P. Fidel Oñoro, CJM

Los cuatro cánticos del siervo Sufriente en Isaías

Tercer cántico e introducción del cuarto

Is 50,4-9a


Texto del P. Fidel Oñoro, CJM

Retiro Espiritual - Día #5:

Terminamos nuestro ciclo de Lectio sobre los Cánticos del Siervo de Yahvé en Isaías.

Cuarto cántico 
Is 52,13-53,12

Mirad, mi siervo tendrá éxito,
subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él,
porque desfigurado no parecía hombre,
ni tenía aspecto humano,
así asombrará a muchos pueblos,
ante él los reyes cerrarán la boca,
al ver algo inenarrable
y contemplar algo inaudito.

¿Quién creyó nuestro anuncio?,
¿a quién se reveló el brazo del Señor?

Creció en su presencia como brote,
como raíz en tierra árida,
sin figura, sin belleza.

Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado de los hombres,
como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos,
ante el cual se ocultan los rostros,
despreciado y desestimado.

Él soportó nuestros sufrimientos
y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso,
herido de Dios y humillado;
pero él fue traspasado por nuestras rebeliones,
triturado por nuestros crímenes.

Nuestro castigo saludable cayó sobre él,
sus cicatrices nos curaron.

Todos errábamos como ovejas,
cada uno siguiendo su camino;
y el Señor cargó sobre él
todos nuestros crímenes.

Maltratado, voluntariamente se humillaba
y no abría la boca;
como cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.

Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron,
¿quien meditó en su destino?

Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
por los pecados de mi pueblo lo hirieron.

Le dieron sepultura con los malvados,
y una tumba con los malhechores,
aunque no había cometido crímenes
ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento,
y entregar su vida como expiación;
verá su descendencia, prolongará sus años,
lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

Por los trabajos de su alma verá la luz,
el justo se saciará de conocimiento.

Mi siervo justificará a muchos,
porque cargó con los crímenes de ellos.

Le daré una multitud como parte,
y tendrá como despojo una muchedumbre.

Porque expuso su vida a la muerte
y fue contado entre los pecadores,
él tomó el pecado de muchos
e intercedió por los pecadores.


Texto del P. Fidel Oñoro, CJM

Texto Introductorio de Acompañamiento P. Fidel.

La serie de los cuatro cánticos del servidor sufriente de Isaías está incrustada en la gran sección de del libreo de la consolación (Is 40-55). El pueblo sufre y requiere de una voz de aliento, de una palabra de sentido y de iniciativas concretas. Necesita una reconstrucción a fondo: ‘Consolad, consolad a mi pueblo, dice el Señor’ en la frase de apertura (Is 40,1).


¿Y quién lo hace? Se necesita de una mediación, de un servidor que acompañe las nuevas pascuas, los nuevos éxodos que ya están en marcha y que llevan a un nuevo orden de cosas, a un mundo nuevo, recreado. Se necesita de uno que apalanque un nuevo punto de partida. Porque ‘Voy a hacer algo nuevo’ (Is 43 19).


Isaías perfila ese servidor en un retrato dinámico esbozado en cuatro pasos que comienzan con su vocación y culminan con su muerte. Es el itinerario de una vida entera.


El servidor vivirá un drama interno y externo. Por eso es ‘sufriente’. Por un lado, el tener que ajustarse a sí mismo por dentro, aprender a escuchar, clarificarse, obedecer, sostener la fidelidad con tenacidad. Y por otro aguantar los desafíos que superan su capacidad, las críticas, las incomprensiones e incluso las persecuciones hasta un nefasto rechazo mortal.


Como veremos, el Siervo experimenta una progresiva toma de conciencia sobre su identidad y su destino. Al final entenderá que el servicio que se le pide requiere de su donación personal: ‘mi siervo morirá, él, por una multitud’. El suyo será un sufrimiento redentor que se pone el lugar del otro y es capaz de salvarle.


Nos asomaremos en esta historia tratando de captar la hondura de su planteamiento y las intuiciones que nos permiten releernos.


Este sencillo retiro quiere llegar a todos, pero sobre todo al inmenso grupo de servidores, de gente que trabaja al servicio de otros, de tantas religiosas y laicos agentes de pastoral que sufren en estos días por no poder estar en contacto directo con la gente; algunos de ellos se han expuesto, otros se han enfermado, otros comparten solidariamente el dolor que muchos cargan por diversos motivos.


Como el siervo sufriente de Isaías tenemos el chance de volver a la raíz de nuestro llamado al servicio para renovarlo y relanzarlo. Y así volver a escuchar desde lo hondo una palabra que ilumina la oscuridad, para profetizarla al corazón del pueblo que sufre. Y cuando el dolor golpee al siervo mismo, elevar desde él una maravillosa y poderosa intercesión en favor del pueblo de Dios, portando la ofrenda más perfecta que resignifica una vida.


El misterio pascual de Jesús está calcado en el itinerario del siervo descrito por Isaías. Ese doble movimiento de descenso (katabático) y de ascenso (anabático) dinamiza la pasión y resurrección de Jesús. La Iglesia de los orígenes entendió el sentido de la Cruz a la luz de estas sublimes páginas isaiánicas.


Y como lo entendieron los primeros evangelizadores-catequistas, desde Pablo en adelante, ese mismo doble dinamismo ocurre en el bautismo cristiano: un vaciamiento de sí en el amor-servicio y una exaltación en comunión participando de la gloria y señorío Resucitado. En fin, estamos ante el primer antepasado de la renovación bautismal.


En sintonía con la liturgia de la Iglesia que durante estos mismos días pone a consideración estas páginas luminosas de la Santa Escritura y dando atención también al sufrimiento que inquieta la conciencia, proponemos volver a escuchar en oración los cuatro cánticos del Siervo Sufriente’ en Isaías.

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